sábado, 18 de febrero de 2012

Relatos de terrores infantiles - Una metáfora sobre el aburrimiento

 Se oía el sonido de una diminuta cajita de música. Las notas resonaban en las paredes de la habitación. Y mientras tanto, la pequeña jugaba con los cubos de colores que su tía Sharon le había regalado. Pero aquella idílica mañana de Abril se tornó azul marino, casi tan oscura como el color de la noche, el color de sus ojos. Entonces, una voz silenció las notas de la caja. Todo quedó en silencio, y la niña asustada se metió en el único lugar donde un niño se siente seguro, bajo los edredones.
 "Ella se quiso esconder de todo lo que le rodeaba," Dijo. "Viviendo en una especie de limbo, en un sueño."
"¿Sabes? Creo que no hace falta que huyas más. No hace falta más que huyas, mi tesoro."
 Y sus respiraciones sonaban cada vez más fuertes y cercanas, el aliento del monstruo se podía sentir a 7 varas. Sus pasos eran secos y su cuerpo alargaba su sombra más de lo que en realidad era. Entonces fue cuando se detuvo y cogió a la niña, una niña que se negaba mirarle.
 Lloraba porque temía no volver a abrir sus ojos jamás, pero ella sabía que tarde o temprano tendría que abrirlos y enfrentarse a sus miedos. Sus manos se retiraron de su cara y entonces el leve brillo de sus ojos reflejó el rostro de la bestia.
 Nunca más se la volvió a ver y la diminuta cajita de música nunca volvió a sonar.

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