jueves, 8 de marzo de 2012

Testimonio de 90 días

  Toda la vida imaginando con que esos deseos se cumplieran, y como tales sueños rotos cayeron a mis pies.
Ahora es cuando me he parado a pensar cuantos minutos he comido de mal manera, esperando a que un día alguien me recogiera y me llevara por los más fantásticos lugares.
  Me sentí orgullosa de mis distracciones y avergonzada de un pasado que no ocurrió, y por intentar olvidarlo, hice que mi futuro se transformase en lo que más aterraba.
  Deseé una eterna vida, y como eterna vida eterno se ha hecho el castigo. Ahora que mi tiempo se acaba, he sabido reconocer  lo triste que ha sido comprender todas esas cosas al final de mi historia y sabiendo que nunca jamás podré cambiarlo.
  Triste será porque supiera las cosas maravillosas y los más secretos guardados que hay, estuvieron a mi alcance de las pocas personas que fui, negándome en rotundo al descubrir lo insignificantes que somos las personas ante el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario